Exposición de Maite Ordériz en Santiago de Compostela

«IMPRESIONES DEL CAMINO»

Maite Ordériz es una viajera incansable que utiliza la palabra impresiones como un referente a su modo de mirar y sentir los nuevos entornos por los que transita.

La artista convierte el ocio del viaje en una experiencia vital que más tarde desarrolla con una intensidad diferente en su taller, dónde convierte el recuerdo de las emociones efímeras en proyectos visuales que afianzan su manera de ver el mundo que le rodea.

Esta inmersión, en la vida por un lado y en el trabajo como creadora por otro, la sitúa en un espacio-tiempo constante, dónde se hace difícil separar la intuición, el sentido de la belleza, la curiosidad y la elaboración de nuevos territorios visuales, inspirados en las libretas de apuntes con dibujos y fotografías que, a modo de datos, va tomando del exterior para interiorizarlos en sus obras pictóricas.

Ordériz apuesta en esta exposición por la mirada fragmentada de algunos de los elementos que pueblan el camino. Su trabajo radica en el conocimiento de que la mirada ordinaria nunca capta toda la amplitud de la luz que ilumina en todas direcciones los elementos que conforman nuestro universo visual. Y lo mismo pasa con las emociones que no se suceden todas a la vez y unas vienen después de las otras. Este proyecto, por tanto, habla de una visión y una emoción concreta, la que producen en la artista los espléndidos árboles que habitan el camino.

Impresiones del camino se aleja de algunos planteamientos situados en la tradición occidental de la pintura de paisaje y se acerca a los conceptos que iniciaron las vanguardias pictóricas americanas de finales del siglo XX, muy cercanas a los sistemas de representación del arte oriental. Los artistas orientales inmersos en un pensamiento sobre el mundo que sitúa al hombre como un elemento más de la naturaleza, siempre han sabido que cualquier acto creativo no es una construcción artificial, si no un devenir natural. Y en eso radica su concepto de realidad: todas las cosas que surgen del mundo son reales y las obras que nacen de las emociones de los artistas también. De esta manera, lo que se espera de un artista es que nos descubra una nueva posibilidad de la vida, un nuevo capricho creativo de la naturaleza.

La pintura de Maite Ordériz hace alusión a las extraordinarias formas que surgen de las cortezas de los árboles y, como siempre pasa en la buena pintura abstracta, huye de la copia y se deja llevar por la acción caligráfica de líneas moduladas por las sensaciones plásticas y visuales que nacen de la naturaleza y que convierten el trabajo de la artista en una obra semejante a la de los árboles en los que se inspira.

Así, este camino transcurre en el tiempo del viaje y en el de la gestación de la obra, donde las emociones transitan en la memoria de la artista, convirtiéndolas en imágenes destinadas al placer de la contemplación del espectador.

Lídia Porcar/ Impresiones del camino/ 2014

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